El separatismo como movimiento social y político busca la autonomía respecto a una institución política bajo la que está regulado un grupo específico.
Siendo el feminismo el movimiento social y político que busca la liberación de las mujeres entendiendo que la categoría mujer está subordinada a la categoría hombre, el separatismo es una praxis perfectamente compatible.
La promoción principal de está práctica se centra en generar espacios seguros, sin embargo los espacios separatistas no son solo un lugar para estar alejadas de las amenazas de los hombres. Son también una oportunidad para centrarse en las mujeres, afianzar lazos y crecer nuestras redes de contacto.
Imaginemos por un momento que estamos por abrir un comercio local pensado en las mujeres. Nuestras proveedoras son mujeres. Nuestros servicios o productos son para mujeres y para la fiesta de inauguración le llamamos a algún cuate en el que confiemos porque requerimos algo que se supone que sólo ellos hacen. ¿En verdad nuestro proyecto está centrado en las mujeres?
Esta es la oportunidad para repensar la situación y mejor ampliar la búsqueda. Seguramente habrá alguna mujer que pueda hacer lo que necesitamos. Desde esta perspectiva podemos contribuir a visibilizar su habilidad y abrirle espacios que seguramente le resultan difíciles.
El separatismo no es sobre los hombres y mantenerlos alejados. Es sobre nosotras y la oportunidad de apoyarnos, visibilizarnos y priorizarnos colectivamente.
Aplicarlo en la cotidianidad se complica un poco al inicio porque nos han taladrado la idea de que las mujeres no servimos para tales o cuales cosas y terminamos por pensar en automático que nuestra única opción es buscar a un hombre que lo resuelva.
Por ejemplo, ¿a quién acudes cuando tu computadora se daña? En mi caso voy a la Plaza de la Tecnología y en específico visito a Antonieta Carrillo. Es la única mujer que se dedica a componer equipos de cómputo en el local 15 PA de ese lugar.
Además de hábil es honesta: repara el equipo en tu presencia y su diagnóstico nunca busca hacerte gastar inútilmente. Si va a utilizar alguna pieza de segunda mano te lo dice y te la muestra.
Hay muchos hombres en el lugar que se acercan a ofrecerte arreglar o venderte lo que necesites. Incluso subiendo las escaleras que te llevan al local donde está ella. Muchas veces terminan llevando el equipo con Antonieta (porque es una buenaza), quedándose el crédito del trabajo realizado y encima, con sobreprecio.
Antonieta no es mi amiga, quizá ni siquiera me ubique como clienta frecuente y aun así, sin que ella lo imagine, ya forma parte de mi red. A todas quienes me han preguntado a dónde llevar su equipo a reparación les digo cómo llegar con ella.
El separatismo en el feminismo no es una simple segregación física o simbólica. No es sobre los hombres y mantenerlos alejados. Es sobre nosotras y la oportunidad de apoyarnos, visibilizarnos y priorizarnos colectivamente.